Hoy
nos ha tocado entrenamiento de atletismo en pista. Digo “nos ha
tocado” porque mis hijos entrenan en la pista mientras yo los miro
desde la grada. Son cuarenta y cinco minutos de atenta y emocionada
observación, la peque salta una valla, casi se cae...ufff, al peque
le tocan relevos, corre bien pero tendremos que comprar unas bambas
nuevas, etc.
Es
uno de los pocos momentos en que soy una mamá al uso, únicamente
pienso en cosas triviales, sin pensar más allá, sin previsión, ni
anticipación, ni opciones terapéuticas. Es uno de los pocos
momentos en que disfruto observándolos sin estar preocupada.
Hoy
la peque entrenaba más cerca de las gradas, así que me la he
quedado mirando un buen rato. Saltaba, hacía monerías, se reía,
disfrutaba. Y he tenido una sensación algo triste, he pensado en la
cantidad de tiempo que dedico a su hermano y que, de algún modo le
robo a ella.
Y
es que, ser hermano o hermana de un niño con diversidad funcional no
es fácil. A menudo le exijo mucho a mi hija, es más pequeña, pero
el hecho de ser neurotípica parece que justifique que a ella si se
le pueda pedir más. Continuamente ando tan (pre)ocupada con las
cuestiones de mi hijo que ella acaba quedando en un segundo plano.
Esta
es una de las emociones que más me cuesta gestionar, la impotencia
de no llegar a todo, de no poder ofrecerle un espacio propio y de no
poder compartir más momentos. Es un conflicto interno con el que he
aprendido a lidiar, que intento suavizar en la medida de lo posible
haciendo imposibles, charlando con ella a la salida de la escuela,
sacando horas de donde puedo para ir a nadar o de compras, o
simplemente, tomarnos un cacao y preguntarle por sus cosas.
Nadie
te enseña a vivir, aprendes haciendo y equivocándote. Y te
equivocas muchas veces, miles, pero acabas aprendiendo. Yo he
aprendido a no lamentarme por los errores y a buscar soluciones, no
hay nada más inútil que arrepentirse.
Finalmente
ha saltado todas las vallas, se la ve feliz. Levanto la mano y le
hago un signo con el pulgar hacia arriba, me mira y me devuelve el
gesto. Sonreímos las dos y sé que eso es lo importante, aprovechar
cualquier momento, estar y que ella sepa que estoy, compartir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario