La inclusión
real se vive, no se explica. Hace unos días mi hijo llegó a casa del instituto
y todo emocionado me dijo: Mamá, me han aceptado como miembro en el sindicato de
estudiantes. La verdad es que lo primero en que pensé fue en todas las
dificultades con las que se podía encontrar: que no lo entiendan cuando
explique alguna cosa (tiene un discurso rápido, con poca vocalización y a
menudo explica hechos sin contextualizarlos), en como entendería lo que los
demás expusieran (entender la globalidad del discurso y no sólo fragmentos), es
decir, en todas las situaciones sociales con las que se encontraría en las
asambleas y en como las gestionaría.
Más tarde me
di cuenta de que era un error, no el hecho de que mi hijo se haya lanzado a
esta aventura, sino mi reacción ante la situación. Porque esta experiencia no
debería ser un problema, sino una oportunidad para que mi hijo pueda crecer
como persona, aprender libremente fuera del entorno familiar y terapéutico. Un
contexto en el que deberá poner en práctica muchas de las estrategias que ha
ido practicando durante años. Es una oportunidad de conocer otras realidades y
conocerse a si mismo un poco mejor.
Por otro
lado, será una oportunidad para que las personas que lo rodean valoren a mi
hijo por sus capacidades, sus conocimientos, sus ideas y sus propuestas,
donde nadie lo juzgue por la etiqueta
que solo define una ínfima parte de lo que el es.
Personalmente
creo que estas son experiencias de inclusión real, aquellas en las que las personas con diversidad funcional participan
de la vida pública, ofreciendo y enriqueciéndose de la diversidad que aportan y
que reciben. También estoy convencida de que es la única forma de conseguir una
plena inclusión escolar, laboral y social de las personas con diversidad
funcional, haciéndoles partícipes en los diferentes ámbitos de la sociedad, de
nuestro día a día.
Como madre
siento que es difícil soltar la cuerda, la sensación es parecida al vértigo, un miedo irracional a lo
imprevisible, pero si el acepta el reto, deberé aceptarlo con él y tejer redes
que lo acompañen durante esta aventura. Y durante muchas otras que vendrán.
Definitivamente va a ser un reto para los dos, espero estar a la altura.
Seguro que lo estarás
ResponderEliminar:)))) Gracias Manoli! Un besado :)
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