No
hay día en que mis hijos no me sorprendan y hoy no ha sido una
excepción. Hace poco me regalaron un gadget de robótica, un coche
programable para que se desplace con unas órdenes determinadas. Pues
bien, hoy antes de cenar les he dado la caja del coche y, sin
explicarles nada sobre su funcionamiento ni de lo debían hacer con
el, les he pedido que lo probaran y me dijeran que les parecía.
En
seguida les ha llamado la atención, lo han desembalado y han
empezado a hacer algunas pruebas. Al principio les ha costado un poco
conseguir que ejecutara las ordenes, pero no se han rendido y una vez
tras otra han ido buscando soluciones para que el coche se moviera.
Mientras mi hijo pensaba como combinar las ordenes, mi hija
personalizaba el coche con pegatinas para dejarlo bonito. Mientras
ella seleccionaba ordenes sencillas él hacía un croquis mental de
los movimientos que quería que hiciera el coche y lo traducía en
líneas de programación. Mientras él programaba los movimientos
complejos, ella calculaba dónde llegaría leyendo lo que su hermano
iba escribiendo en la pantalla.
Desde
la cocina, horneando croissants, los he escuchado discutir sobre los
grados que debería girar y en que dirección para que fuera a otra
habitación de la casa, los metros que debía recorrer hasta llegar
al punto que querían y si combinar diferentes movimientos era una
buena opción o no. Han estado discutiendo un rato hasta que mi hijo
me ha avisado: Mama, vigila que el coche va hacia ti. Pues no se les
ha ocurrido otra cosa que enviarme un mensaje escrito en un post-it
pegado al coche: Mama, los croissants son para mañana o podemos
picar alguno? Por supuesto que no, les he contestado con mi mejor
caligrafía, son para mañana! y les he vuelto a pegar el post-it
en el coche. Lo han hecho volver de nuevo a su habitación y se han
escuchado las primeras quejas.
La
verdad es que no hubiera pensado en que les gustaría tanto
programar, más bien pensaba que se cansarían pronto de probarlo.
Pero me han sorprendido, en primer lugar porque ambos se han puesto a
pensar en como hacerlo, porque han trabajado juntos y porque de una
forma intuitiva y totalmente autónoma han repasado conceptos
matemáticos como los grados, las unidades de longitud, la
distribución espacial, la previsión y la resolución de problemas
(saber si podían comer croissants antes de la cena sin moverse de su
habitación para venir a la cocina a preguntarlo).
Ha
sido una experiencia interesante porque, de forma lúdica, han estado
trabajando un buen rato, han desarrollado un mini proyecto y no han
parado hasta conseguirlo. Sin planificarlo han conseguido superar los
retos que el robot les presentaba, han sido constantes, han prestado
toda la atención y han conseguido un buen trabajo, es decir, han
aprendido y les ha encantado. Al mismo tiempo han trabajado de forma
autónoma y en equipo, diseñando una acción y trabajando para
conseguir llevarla a cabo. También ha habido un trabajo importante
de autoestima, lo han conseguido!
Finalmente,
y como no podía ser de otra forma, lo han acabado celebrando con un
par de croissants de chocolate cada uno...no me he podido negar.
Estimada Rosa,
ResponderEliminarfelicitats pel post, molt interessant i estimulant.
Només voldria saber el model del cotxe-robot, doncs em sembla un bon gadget pels meus fills.
F&C
Hola, moltes gràcies pel teu comment. El cotxe es diu Pro-Bot i pots trobar més informació a http://www.ro-botica.com/tienda/BEE-BOT/. :)
EliminarGràcies!!. Conec la Ro-botica!
ResponderEliminarF&C